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Trama Sonora del Cuento La Noche Boca Arriba de Julio Cortazar
"Este es el segundo posteo sobre el escritor argentino y no seré precisamente quien opine sobre su literatura. Para eso disponemos de la palabra autorizada de Jorge Luis Borges. Hace unos días buscando material de Cortázar encontré una edición de la “Biblioteca Personal” del hombre que escribió: “Ni tiniebla ni caos. La tiniebla requiere ojos que ven, como el sonido y el silencio requieren el oído, y el espejo, la forma que lo puebla. Ni el espacio ni el tiempo. Ni siquiera una divinidad que premedita el silencio anterior a la primera noche del tiempo, que será infinita. El gran río de Heráclito el Oscuro su irrevocable curso no ha emprendido, que del pasado fluye hacia el futuro, que del olvido fluye hacia el olvido. Algo que ya padece. Algo que implora. Después de la historia universal. Ahora.” (Cosmogonía / La Rosa Profunda / 1975). Y uno de los tomos de esa publicación está dedicado al autor de Rayuela, cuyo prólogo reza: “Cuando Gabriel Rosetti leyó la novela Cumbres Borrascosas le escribió a un amigo: La acción transcurre en el infierno, pero los lugares, no sé por qué, tienen nombres ingleses. Algo análogo pasa con la obra de Cortázar. Los personajes de la fábula son deliberadamente triviales. Los rige una rutina de causales amores y de casuales discordias. Se mueven entre cosas triviales: marcas de cigarrillo, vidrieras, mostradores, whisky, farmacias, aeropuertos y andenes. Se resignan a los periódicos y a la radio. La topografía corresponde a Buenos Aires o París y podemos creer al principio que se trata de meras crónicas. Poco a poco sentimos que no es así. Muy sutilmente el narrador nos ha atraído a su terrible mundo, en que la dicha es imposible. Es un mundo poroso, en el que se entretejen los seres; la conciencia de un hombre puede entrar en la de un animal o la de un animal en un hombre. También se juega con la materia de la que estamos hechos, el tiempo. En algunos relatos fluyen y se confunden dos series temporales. El estilo no parece cuidado, pero cada palabra ha sido elegida. Nadie puede contar el argumento de un texto de Cortázar; cada texto consta de determinadas palabras en un determinado orden. Si tratamos de resumirlo verificamos que algo precioso se ha perdido.” (J.L.B) Y pensar que hay algunos que escribieron monografías sobre la obra de Cortázar, plagadas de intrincados análisis y suposiciones insostenibles.
Pero lo que me trae a este posteo es “Latidos”. Tun tun, tun tun. La referencia rítmica por excelencia que ha regido la música desde que la conocemos como tal. Tun tun, tun tun. Golpear una puerta, el paso del tren por la unión de las vías, el “uno dos” del boxeo, carraspear para acomodar la voz, el picaporte hacia arriba y abajo, etc. Está todo el tiempo, esa música está todo el tiempo. La música, el tiempo y el tempo. El ritmo, sus variantes. Las pausas, los silencios. Diálogos sonoros que nos abrazan a diario. Música concreta que llega a bocanadas. Todos estos elementos tiene “Latidos”, una obra radiofónica de Hernán “Drupy” Risso Patrón. Es un paisaje sonoro pero no, es un radioteatro, un radioarte, una postal sonora, un cuento sonorizado y ninguna de estas al mismo tiempo. Nada es concreto y definitorio en esta pieza radiofónica. Pero algo es seguro, si la diferencia más palpable entre el arte pictórico y el radiofónico es que el primero tiene su esencia en lo espacial y el universo que nos compete lo hace en su temporalidad, Latidos es definitivamente una obra de arte. Quizá sea esta característica del Medio lo que tanto lo une con la literatura de Cortázar. O que lo elije para expresarse. En este caso se trata del cuento “La noche boca arriba”. “Y salían en ciertas épocas a cazar enemigos, le llamaban la guerra florida”, así comienza, en seco, con la voz de Eduardo Aliverti. Tun tun, tun tun, el corazón en primer plano, ahí, en tu cara para no detenerse hasta el final. Y no por su repetición sino por su metáfora sonora que por momentos parece no estar pero que suena con otras ropas. Dicen que un radiasta (artista radiofónico) se detecta por la exploración que éste realiza del campo sonoro, y Latidos por momentos logra ponerte en escena junto al personaje principal y su desdichado tránsito entre realidades igualmente oscuras. Para el primer programa de Alea Sonora le realizamos una entrevista a Risso Patrón, (Técnico de grabación y editor de sonido e imágen. Responsable del Sonido de documentales y cortometrajes en video y cine. Editor de sonido de la productora “Pol-ka”. Docente de la UBA), pero el audio de ese encuentro quedará para un próximo posteo. Me quedo con las palabras finales del prólogo que escribiera Jorge Luis Borges sobre la pluma de Julio Cortázar: “Si tratamos de resumirlo verificamos que algo precioso se ha perdido.” Aldea Sonora y este blog son una excusa para disfrutar de obras de arte como Latidos que nos hacen reflexionar sobre de lo que estamos hechos, tiempo." http://aldeasonora.wordpress.com/tag/la-noche-boca-arriba/